Una entre tantos

Despedida. Parece la crónica de una muerte anunciada, una muerte ya vivida por casi cuatro millones de personas.

Recesión, crédito, liquidez, activo, pasivo, banca, Fondo Monetario... Ahora tu vecina del quinto ya no es limpiadora es economista y el panadero hace malabares para que le cuadre la letra de la hipoteca en número de bagettes a vender. La televisión, la radio, la prensa nos bombardea con miedo. Los bancos necesitan capital, la economia mundial se tambalea... Tenemos el culo tan apretado que ni un alfiler nos pasaria.

Pues yo me cago en la crisis, me cago en el dinero y me cago en los jefes sin escrupulos, tal cual, porque a optimista no me gana nadie. No tendre trabajo, iré jodida de dinero pero seré más rica que los últimos doce meses. Mi tiempo será mio, para mi uso y disfrute, para "invertirlo" con quien quiera y como quiera. A ver que nómina supera eso.

Hay que ser realistas. El asqueroso dinero es necesario en el mundo que hemos elegido. Paga nuestras hipotecas, paga nuestras necesidades más básicas, tristemente paga un porcentaje de nuestras vidas, en el sentido más explícito de la palabra. El dinero nos gusta, no vamos a rozar la idiotez ahora tampoco, sino nos iriamos a vivir al Nepal o a comer brotes de hierba en algun bosque perdido o a vestir con un taparabos a la selva... Pero personalmente no me viene de ser 100 euros más rica o más pobre mientras pueda seguir pagando mis puñeteras letras mensuales, tortuarias e insalvables. A partir de ahí me la sopla sublimemente el dinero y de donde venga: si de un jefe chupasangres, de mi libreta de ahorros o del Estado (que para eso he pagado mis impuestos con mi esfuerzo y mi tiempo).

No es el dinero lo que me enriquece, no me aportan mayor satisfación los bienes materiales, no es una "justa" y continua nómina lo que más (y remarco "más") felicidad me da, no me produce ninguna satisfacción ver como mi dinerito crece y crece en el banco si despues no tengo tiempo para disfrutarlo. Encerrada en una oficina de 8 de la mañana a 7 de la tarde, más el tiempo de los trayectos, llego a casa y siento que he tirado mi dia por la ventana, tan cansada que solo me apetece darme una ducha y meterte en la cama. Eso le quita doce horas a mi dia, y una media de 5-7 para dormir... ¿qué me queda para vivir? ¿para disfrutar? ¿para estar con los mios? Como decia Rubianes "¿El trabajo dignifica? ¡¡¡los cojones dignifica!!!".

Cambio Trankimacin para los nervios por la crisis por... Nasty Mondays, desayunos con Papi Juan, mañanas en la playa con Nura, siestas, largísimos paseos por la montaña con Dana, tardes de sol en el parque con mi sobrina, paseo por el mercadillo los viernes, escapaditas entre semana, pasar del microondas y comer caliente en casa, trasnochadas cinefilas, miércoles canibal, vermuteos a la una, los cinco minutos más de la mañana por una hora, cookies, pasteles y bizcochos recien hechos para merendar, "juernes", tomar una birra con Cesar y Juanjo a media tarde en la terracita, futbol entresemana, atardeceres en el balcón, trabajar desde casa, dedicar tiempo a proyectos personales, no hacer nada...

... y que les den por donde la espalda pierde su nombre a los jefes despotas amos de sus minireinos que ya volveré a pensar en trabajar para ellos... en algun otro momento.

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