Una historia...

Cierto día, hace ya como... ¿9 años?, "estudiabamos" en el bar de la facultad de la Vall d'Hebron. Despues de varios cafes (y otras tantas cosas), justo antes de despedirnos, en un ataque de cariño-creatividad, Albert nos hizo a Vero y a mi este dibujo en el periodico que teniamos encima de la mesa (dedicatoria incluida como los buenos músicos). Yo arranque y guarde el cacho de papelito en la cartera.

Allí se quedo durante muchos meses, como algo anecdótico. Paso el tiempo, dejamos la facultad, empece a estudiar diseño. Caras nuevas, nuevos proyectos, nuevas metas...

Un día, cuando ya trabajaba como diseñadora, pense que ese pequeño gesto me daba buen rollo y me cargaba de energía positiva, así que decidi pegarmelo en la pantalla del ordenador del curro para que cuando tuviera momentos grises me alegrará un poquito. Y así es... después de tantos años y varios puestos de trabajo.

Y llega un día en el que empiezas a recuperar a personas con las que habias perdido el contacto a través de un invento que se llama "Facebook". Y me encuentro gratamente con Albert, persona que no esperaba volver a ver en mi vida... y nos alegramos por el encuentro... y le explico la movida del papelito. Me pide que se lo escanee y envie. Logicamente flipa... y me dice que le he alegrado el día. Me encanta los momentos así, redondos; no planeados.

Y es así, como un gesto espontaneo sin apenas carga emocional consigue mucho más que otros grandes esfuerzos... porque las acciones positivas no deberian suponer una carga, deberian resultar fáciles... tan faciles como coger un lápiz, por ejemplo.

Y es asi como las cosas más sencillas me sorprenden y me alegran el día a día... y yo me alegro de alegrar el día a las personas que quiero y aprecio.

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