Puta vida. El stress de esta sociedad no nos deja disfrutar de muchos momentos, por eso, cuando disfrutamos de alguno decimos que ha sido un gran momento.

Animales domésticos: uno de los muchos actos egoístas que tenemos en esta sociedad: "Quiero un perro", "quiero un gato", "quiero un hamster ruso", "quiero un conejo"... Queremos animales de compañia. En un 80% de las personas estoy segura que es un simple acto de egoísmo "quiero" sin pensar en todo lo que ello conlleva después, que no es poco.

Perros y gatos abandonados al llegar las vacaciones, hamsters tiesos amarrados a los barrotes de sus jaulitas muertos por deshidratación, animales devueltos a la tienda, regalados o apaleados porque se han comido la pata de la mesa de nuestro fantástico comedor, conejitos regalados a niños de tres años que todavia no saben ni limpiarse el culo...

Me superan esos fantásticos papas que se creen los mejores porque le regalan un pequeño bicho a ese niño, mientra se regocijan con los familiares de "mira que mono y que gracioso", como si fuera un peluche más al que destripar o puedas dejar al cabo de tres meses en un rincón como el último juego de consola que le regalo la abuela para Navidad. Cuantos padres conocemos que acaban cuidando el animalito de sus hijos y que, aun peor, ellos, adultos, se cansan mucho antes que sus miniyos sin sentido de la responsabilidad.

Y es que ciertamente hay muchos adultos sin sentido de la responsabilidad...
Animales domésticos: os anuncio que desgraciadamente vuestro futuro quasi inmediato es funesto en un 70% de los casos. Si sois perros o gatos seguramente corrais más suerte... en cuanto a inmediato me refiero, sobre lo de funesto es un tema a tratar en otra ocasión.

Cuanto quiero a mi gato, que le doy de comer pienso de euro y medio el kilo. Después iré al mercado "¿Qué quedra hoy señora, el bistec de siempre?" "no, hoy me pondras unos despojos de tendones, pezuñas y grasas... que vamos ha hacer cena conjunta mi gato y yo". Y el domingo o de tanto en tanto las sobras de la paella o de la cazuela, a ver si en unos años le da una diabetes o un colesterol y así nos ahorramos unos años de vida.

¿Por qué si los niños no vienen con manual de instrucciones y los padres se preocupan tanto tanto para que crezcan sanos y fuertes...? ¿Por qué cuando las personas adquieren animales no hacen lo mismo? Bueno, la respuesta es obvia e inmediata... no tan moralmente valida para mi.

"Quiero un conejo enano negro" dige yo. Idiota de mi (acto egoista número 1). Y llegó. El más grande de los regalos que me hayan hecho jamás y un pequeñogran acto de amor sincero. Preocupación, sobreinformación... no le ha faltado de nada. Ha sido el rey de la casa: cien metros cuadrados de uso y disfrute para que los fabricantes se metan sus jaulitas por el culo. Salidas al huerto a revolcarse por la tierra y la hierba, quiza rememorando un esquicio de aquello que, por antepasados, era realmente un conejo. Animales hibridos

.. Y llegó "quiero un perrohibrido" (acto egoista número 2). Se sabia que quiza tuvieran problemas de convivencia, de adaptabilidad... y así fue. Perra cazadora y conejo, en que puta cabeza cabe.
Desde entonces para mi queda claro que la cosa degeneró. Le quitamos su espacio, ahora invadido por la otra peluda que apesar de ser tres veces él, él la quintuplicaba en edad. Metamos a un joven farrero en la casa de ese abuelete a que le toque los tapetes, le joda la siesta de sobremesa y de tanto en tanto lo destierre a dormir al sofa para ocupar su cama. Así lo he sentido yo.

Y ya no esta.
Con él se ha ido el último resquicio que quedaba de ese acto de amor y cariño que lo convirtio en mi primera "mascota" a los 22 años. Es curioso pensar en lo casual de la situación. Vino a mi vida por un acto de cariño entre dos personas y se ha ido casi al mismo tiempo que se ha ido lo primero.

Pienso en esas visitas al veterinario en la sala de espera, mientras se las encaraba con perros que de un solo bocado podian arrancarle la cabeza: "Que conejo más bonito, que inteligente, que gracioso"... y yo me hinchaba como un globo. Debe ser lo más parecido al amor de madre. Uno de los pocos seres que me han hecho sentir orgullosa

Pienso en las "animaladas" que hizo... el día que se metio en el cubo de la fregona. Seis años y cuatro meses de vida... puedo contar con los dedos de una mano las trastadas que ha hecho: 1. Comerse el cable de internet de Fran, 2. Comerse los cables de la lavadora 3. Algun pipi espontaneo por ahí, 4.... ¿?¿?¿?¿. Cuantas personas me han hablado de sus enanos diciendome que les minidestrozan la casa o que son unos ariscos y yo me he sentido tan afortunada por el mio, de haber encontrado una animal tan bueno y cariñoso a pesar de tratarse de un roedor con el cerebro del tamaño de un pistacho. Dana nisiquiera lleva 8 meses en casa y ya estoy que me subo por las paredes... pero es que claro... Flopy me tenia mal acostumbrada. Era como el niño bueno que siempre trae dieces a casa.

Pienso en su día en la playa y en como disfruto.

Pienso en como lo confundian con un cachorrito de perro
"No señora, es un conejo"

Muchas personas no entienden este sentimiento de desanimo cuando alguien pierde a una mascota. Quiza conciben algo cuando se trata de un perro o siguiendole de cerca un gato, que son los más habituales en nuestra sociedad. Pero he comprobado muestras poco alentadoras, comentarios ociosos cuando se tratan de otro tipo de animales "de segundo grado". Yo a estos les digo: no cambiaria la vida de cualquiera de mis mascotas, en este caso de Flopy, por la de posiblemente un 90% de las personas que estan o se han cruzado en mi vida sin pensarmelo nisiquiera un milisegundo. Como decia la película " multiplícalo por infinito llévalo hasta el fin de la eternidad y aun así tendrás un atisbo de lo que hablo".

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Pienso en el verano, cuando por la noche me tumbaba en la hamaca del balcón a mirar el cielo a la fresca mientras Miquel se quedaba mirando la tele... y él se tumbaba a mi lado, haciendome compañia... Entonces me acurrucaba y acercaba mi nariz a su pelo de angora, tan suave, notando el calor de su rapida respiración, mientras lo mimaba, para relajarme... y nos dormiamos, calentitos los dos en alguna fresca noche de finales de agosto.
Unos de mis grandes momentos... irremplazables.

http://www.fotolog.com/encar/9953240
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